Opinaba Pitágoras que para ser amante o amigo de la Sabiduría,
imprescindiblemente,había que superar un primer estudio,
que consistía en "cortarles las alas a las palabras y mantenerlas encerradas
en la fortaleza de marfil que forman los dientes"
y devolverles las alas recién cuando se haya aprendido un segundo estudio,
que consiste en reflexionar o sea meditar antes de hablar,
encontrándosele así a las palabras "su perfecto número y su música”...
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